miércoles, 29 de febrero de 2012

So I wet the bed again.


Ni siquiera te estoy espiando,
He aprendido a ser una niña buena.
Enferma hasta el pensamiento,
Más que nada ahí es donde enfermo.
Un nudo en la panza y saliva en la boca:
Trago amargo, intranquilo.
Me siento ridícula por ella.
Me encuentro aflijida, cada vez que se fue.
Así que mojé la cama otra vez,
si eso es lo que tú llamas miedo,
me alegra ser lo suficientemente valiente para llorar.
No la espero, porque de cualquier forma, nunca pensé que pudiese volver.
Y yo, yo la dejo ir, como un día más.

lunes, 13 de febrero de 2012

Kevin

















No puedo esperar para ponerme un vestido rojo aterciopelado y la fabulosa en los labios y desearle un muy Feliz San Valentín al único baby en todo el universo, mi greñudosito K.
Te amo.

martes, 24 de enero de 2012

A dream is a work of art itself.

Un sueño es una obra de arte por sí misma.
Una realidad intangible que cuenta una historia y expresa los más profundos deseos.
Es una galería particular y privada, que convierte al artista en autor y público al mismo tiempo.
Una producción constante y renovada que nos atrapa en su ímpetu narcisista y exclusivo.
Un discurso onírico que proyecta imágenes efímeras pero honestas y fantásticas.



Fabiola.

jueves, 19 de enero de 2012

I'm gonna let you walk all over me...


De los recuerdos nacen flores o detonan bombas.
Un recuerdo íntegro, con sus sabores, olor y colores respectivos, es una mina esperando ser pisada por una psique morbosa, ansiosa y masoquista, deseosa de añorar felicidad o de seguir arrancando una costra. Tal parece que esas costras que uno arranca, con el afán de no sanar esa herida abierta, es la única manera de agotar las posibilidades, las fantasías o de conservar un vínculo doloroso y a veces insano hacia algo o alguien.

Hoy voy a rascarme esa costrita y voy a dejar que la herida fresca y encendida drene a través del tubo de mi lagrimal. Voy a dejar la vía abierta para que, por un rato, venga un bienestar inmenso que me haga pensar que puedo salvarme, que voy a salvarme. Pero curarse de una traición es una herida que, indudablemente, dejará una cicatriz, una muy grande, la mayoría de las veces, en la espalda o en el pecho.

Algo me hizo odiar esa noche y tu distancia, tu hostilidad y tu empeño en estar mal. Tus ojos encendidos como si por primera vez en tu vida estuvieras a punto de vivir y parte de la vida es el pecado.



Odio esos zapatos porque los tenía puestos esa noche.

t